sábado, 2 de febrero de 2013

¿Qué dice la Biblia sobre el ayuno?


EL AYUNO es una práctica muy común entre los miembros de las religiones existentes, dígase el cristianismo, el judaísmo, el islamismo, el budismo y el hinduismo, por mencionar algunas.  Sin embargo, ¿Para qué es el ayuno? o ¿Por qué muchos ayunan? Entre algunas religiones las respuestas varían:

"El pueblo judío ha utilizado por años la práctica del ayuno para mostrar su dolor y al mismo tiempo para llenarse de conocimiento que eleve su espíritu."  (Judaísmo)

"No es para la expiación o el arrepentimiento. No es una especie de castigo. [...] mediante la abstención total de comida, bebida [...] Nos controlaremos más, en vez de ser esclavos de nuestros deseos." (Islamismo)

"El ayuno se utiliza para elevar el nivel vibratorio del cuerpo físico lo que conduce a aumentar el nivel vibratorio de tu aura y demás cuerpos sutiles. [...] Buda se dio cuenta de que no hay que torturar al cuerpo físico dejándolo sin comer." (Budismo)

"La comida implica gratificaciones para los sentidos, por lo que su restricción eleva al hombre a un nivel de contemplación" (Hinduismo)

"Ayunar es uno de los medios principales que tiene el creyente para deshacerse de las pasiones." (Jainismo)

Incluso, hay quienes admiten que en su religión no necesitan ayunar. Aún así, esto comprueba que el ayuno es para muchos una práctica muy importante dentro de su doctrina.  Otros ayunan, aún sin tener alguna religión o creencia, pues lo realizan con fines de salud, ya que aseguran que desintoxica el cuerpo. 

¿Para qué sirve realmente? ¿Quién está en lo correcto? Para esto, vamos a ver su significado, como debe practicarse, y lo que va de la mano con él. Con la Cuaresma tan cercana, es importante saber sobre el ayuno, una de las prácticas básicas de este tiempo, junto con la abstinencia. ¿Podría ser el ayuno una práctica más allá del dolor, del autodominio, de la meditación o de la salud?


El ayuno a lo largo de las Escrituras

EN el Antiguo Testamento ya se habla sobre el ayuno. Esto contradice a las personas que dicen que “a Dios no le agrada el hecho de que una persona ayune.” Muchos personajes decretaron ayunos, colectivos o individuales por diversos motivos.

Por ejemplo, cuando Dios envió a Jonás a la ciudad de Nínive, le encargó que dijera: “Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida” (Jonás 3, 4). ¿Y que hizo el pueblo de Nínive? “Creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia” (Jonás 3, 5). En este caso el ayuno se realizó con motivo de expresar el arrepentimiento de manera externa. Casos como estos se repiten en la Biblia (Joel 2, 12) (1 Reyes  21, 27-29) (1 Samuel 7, 4-6)

También hubo ayunos para buscar ayuda divina (Jueces 20, 26-28) (Salmo 69, 11) Se ayunaba antes de las batallas para conseguir favores divinos y fortaleza de espíritu. Así lo aseguran tradiciones rabínicas. Tal es el caso de los tres días de ayuno de Esther (Esther 4, 16). Y Dios siempre respondió en estos casos.

Pero con el paso del tiempo el significado del ayuno fue cambiando. La práctica que por excelencia fue una muestra de conversión se desvirtuó. Por ejemplo, la malvada reina Jezabel uso el ayuno para uno de sus actos malvados (1 Reyes 21, 9-12) Y muchos ayunaban, pero su manera de actuar no reflejaba ningún cambio de forma de vida. (Isaías 58, 4). El ayuno se convirtió entonces en una mera práctica física y no espiritual.

Para la época en la que vivió Jesús las cosas no habían cambiado mucho. El ayuno había sido impuesto a lo largo de los siglos, desde el Antiguo Testamento, como una práctica característica del judaísmo, al que se le agregó la oración y la limosna. Los más devotos ayunaban hasta dos veces por semana.

Sin embargo, los fariseos, ayunaban más por apariencia, que por verdadera religiosidad. Era considerado como una manera de acumular méritos ante Dios, y como un reclamo ante la espera de la llegada del Mesías. Claro que, para los fariseos, importaba más el acumular méritos ante Dios.

Jesús los criticó fuertemente diciendo que eran unos hipócritas “que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.” (Mateo 6, 16) Y sí, precisamente, si ayunaban para que los vieran los demás, esa sería su única recompensa, pues para Dios no valdría nada. Los fariseos tenían la práctica del ayuno como un medio para ser superiores a los demás (Lucas 18, 11-12)

Y así como Jezabel había usado el ayuno para sus malvados propósitos, igual para asesinar a San Pablo “los judíos se confabularon y se comprometieron bajo juramente a no comer ni beber”. (Hechos 23, 12). Aunque, el ayuno ya no era una práctica piadosa para un parte de la población judía, sino como una forma de lucir una supuesta humildad ante los demás. ¿Qué hay del ayuno cristiano?

El ayuno y los cristianos

Un día le preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?». Jesús les respondió: ¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. (Mateo 9, 14-15).

¿A qué se refirió Jesús con esas palabras? ¿Qué quería decir que al ser quitado el esposo, es decir, Jesús, ayunarían? Algunos dicen que la intención de Jesús fue “predecir que se apenarían tanto que no tendrían ningún apetito.” (Revista La Atalaya, del 1 de abril de 2009, p. 27-29). Sin embargo Jesús no dijo: “el esposo será quitado, y entonces ese día perderán el apetito”, sino “entonces ayunarán”. Esto sugiere que Jesús predijo que después de su muerte, no el día de su muerte, los apóstoles ayunarían. ¿Por qué?

Como previamente habíamos dicho, los judíos ayunaban como una manera de expresar un reclamo para que se aproximara la llegada del Mesías. Pero Jesús ya había llegado, él era el Mesías, y ya se estaba viviendo la fiesta de las bodas con su esposa, la Iglesia. ¡Era el tiempo de anunciar la Buena Nueva de la salvación! Por eso, era inútil seguir ayunando. Por eso, Jesús solo ayuno antes de iniciar su vida pública, como una manera de encontrar ayuda divina. Y desde entonces no lo volvió a hacer, por qué era tiempo de alegría.

En cambio, cuando Jesús regresara a la casa del Padre, habría entonces que ayunar. Pero ya no sería un ayuno judío, sino un ayuno cristiano. Será entonces una manera de acompañar a Jesús en su pasión y muerte, y como un medio para manifestar nuestro amor y gratitud a él.

El ayuno en el cristianismo de hoy

Tal como predijo Jesús, al sernos quitado, ahora ayunamos, como una manera de agradecerle su sufrimiento. Pero, ¿qué otros consejos podemos hacer para ayunar cristianamente? Jesús dio ciertos requisitos para que el ayuno de sus discípulos no fuera como el ayuno de los fariseos.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas […] Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mateo 6, 17-18)

Jesús quiere que nuestros ayunos no reflejen la incomodidad del hambre, para que así se note que ayunamos, sino que más bien mostremos una sincera alegría, y actuemos de manera normal, viviendo como buenos cristianos. Existe también otro requisito para el ayuno cristiano, y es el demostrar ese arrepentimiento o conversión a través de signos externos (Isaías 1, 16-17) Por eso, si ayunamos, pero no nos comportamos de manera cristiana, no servirá de nada.

Dios dijo por boca del profeta Isaías: “Este es el ayuno que yo amo –oráculo del Señor–: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.” (Isaías 58, 6-7) Y con estas palabras no estaba diciendo que odiara el ayuno, o que no debiera ayunarse. Más bien, Dios desea que al ayunarse se demuestre precisamente el deseo de conversión.

¿De qué le serviría al cristiano ayunar si no da muestra de un cambio? Eso fue precisamente lo que Dios quería en aquel tiempo, y quiere hoy en día. Al ayuno lo acompaña la caridad. De esa forma, también cuenta aquello que podamos hacer por nuestro prójimo.

El tiempo que le dedicamos a los demás, el apoyo, el consejo, el consuelo, la ayuda en las diferentes tareas, el perdón y cualquier forma de servicio. Y esto es lo que diferencia el ayuno cristiano, del ayuno que profesan las otras religiones.

Muchas religiones y creencias hablan del ayuno como una forma de trascender la dimensión terrena y alcanzar un estado espiritual distinto, mientras que otros hablan de lograr el no apegarse a lo material. Pero, aunque pueda parecer muy atractivo, ¿Es esto lo que pretende lograr el ayuno? El ayuno de todos los cristianos no pretende alcanzar una trascendencia dimensional ni el desapego a lo material, sino más bien profundizar en la fe y poder encontrar a Dios.

Por eso, el ayuno va de mano con la oración. La oración fue la que ayudó a Jesús a vencer las tentaciones del Diablo (Lucas 4, 1-2). Ahí, Satanás le ofreció placer, poder y fama. Jesús en cambio venció esto con negación, sumisión a Dios y humildad. Así las privaciones del ayuno, nos hacen vencedores (1 Corintios 9, 5) y nos ayudan a vencer los placeres de la carne (Gálatas 5, 17).

Además de oración, también se debe meditar la Palabra de Dios, y tratar de descubrir que nos quiere decir Dios, lo cual nos motivará a hacer la voluntad del Padre. (Mateo 4,4) (Juan 4, 32) Y junto con esto, también se debe agregar el participar de la Eucaristía, que es el pan verdadero que alimenta nuestra alma. (Juan 6, 27)

¿Hay otro tipo de ayuno que complementa el ayuno de comida? Sí. También se puede ayunar de otro tipo de cosas. Se puede ayunar de malos pensamientos, de lenguaje obsceno, de bebidas alcohólicas, de fraude, de adulterio, de robo, de injusticias, y tomar en cambio una dieta de caridad para con el prójimo.

Tome en cuenta está información para sus próximos ayunos, y recuerde que lo importante es volver a Dios y retomar la vida cristiana y no volver a cometer los errores del pasado. 

¿Ayunar aporta algún beneficio a la salud?

Así es como se titula un artículo de le revista “Muy Interesante”, el  cual muestra resultados de una investigación en Estados Unidos sobre el ayuno.

Investigadores del Instituto del Corazón, en Utah, descubrieron que el ayunar reduce el riesgo de enfermedades del corazón y la diabetes, y además provoca cambios positivos en los niveles de colesterol.

“El ayuno provoca hambre y estrés. En respuesta, el organismo libera más colesterol lo cual le permite utilizar grasa como fuente de energía, en lugar de glucosa" explica Benjamin Horne, coautor de la investigación. Esto disminuye las células grasas. “Esto es importante porque cuantos menos células grasas tenga el organismo, menos probabilidad de sufrir hipercolesterolemia, resistencia a la insulina, o diabetes", agrega el investigador.