JESÚS DE NAZARET es hasta ahora uno de los personajes más famosos de la historia. Su imagen y recuerdo ha estado muy presente en la historia de la humanidad. Jesús cambio muchos de los conceptos que se había hecho el hombre y que hoy por hoy algunos siguen aceptando.
Jesús ha dejado huella en la historia, por ejemplo:
- El tiempo se divide en antes de Cristo (A. C) y después de Cristo (D. C).
- Sus seguidores, los cristianos, son alrededor de 2180 millones en el mundo según estudios de 2011.
- El Islam lo reconoce como uno de los mayores y más amados profetas de Dios.
- Muchas de las palabras de Jesús pasaron a la historia como refranes y expresiones que diariamente usamos: "No solo de pan vive el hombre" (Mateo 4, 4), "No mires la paja en el ojo ajeno" (Mateo 7, 3), "Con la vara que midas seras medido" (Mateo 7, 2), "Al César lo que es del César" (Mateo 22, 21), "Nadie es profeta en su tierra" (Lucas 4, 24), "El que a hierro mata, a hierro muere" (Mateo 26, 52).
Pero, ¿Quién es realmente? Alrededor del mundo hay muchas opiniones y creencias muy distintas entre sí. Que si era un maestro ascendido, un simple profeta, un semi-dios creado, ¿Quisiera saber usted quién fue realmente, así como su historia? Descubralo a lo largo de este artículo y a la luz de la Escritura.
- SU ORIGEN
¿De donde vino Jesús? Muchos solo saben que Jesús nació de una virgen llamada María y que los pastores y Magos lo visitaron. ¿Es todo lo que debería saber? ¿Empieza aquí la historia de Jesús?
"Pilato preguntó: "¿De dónde eres tú?». Pero Jesús no le respondió nada." (Juan 19, 9) Pilato se preguntó lo mismo que tal vez nos hacemos muchos. Claro está que Pilato estaba preocupado por su puesto como gobernador en esos momentos. Nosotros en cambio buscamos la verdad y la Biblia nos contesta sin rodeos.
¿Donde nació? ¿Cuál fue su familia? ¿Cómo creció?.
La Biblia narra que el nacimiento de Jesús fue anunciado siglos antes de que ocurriera, cosa que jamás pasó con algún otro personaje de la historia.
Su nacimiento fue anunciado a su madre, una joven virgen llamada María a la cual se le aparece el ángel Gabriel quién le dice que será madre del Hijo de Dios y que concebirá por obra del Espíritu Santo, es decir, sin intervención masculina. (Lucas 1, ). Esta ya había sido anunciado por Isaias, el profeta, siglos atrás: "Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo" (Isaias 7, 14)
Su nacimiento y el lugar de este, tambien fueron anunciados por el profeta Miqueas siglos antes: "Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti me nacerá el que debe gobernar a Israel" (Miqueas 5, 1). Siglos después, alrededor del año 5 a.C., se hace realidad cuando el emperador Augusto ordena un censo y esta joven, María, junto con su esposo, José, tuvieron que viajar a Belén para inscribirse en el censo. Es ahí donde a María le llega la hora del parto y da a luz a Jesús en una gruta, "lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue." (Lucas 1, 7). Este acontecimiento es celebrado en la fiesta de la Navidad. Aunque el consumismo actual este deformando la fiesta, los verdaderos cristianos seguimos celebrando el nacimiento de Jesús.
Los Magos lo visitan no sin antes avisar a Herodes donde podrían encontrar a Jesús. Este lo ve como una amenaza a su reino y lo manda matar. La familia de Jesús huye a Egipto donde se establecieron por unos tres años, donde regresan a Nazaret tras la muerte de Herodes.
Jesús se cría en Nazaret junto a sus dos padres, su única familia, María y José ya que la Biblia no menciona mas hijos o hijas de María. Cuando cumplió la edad de doce años fue a celebrar la Pascua con sus padres a Jerusalén. Cuando regresaban a su pueblo, Jesús se había quedado en el Templo conversando con los maestros o doctores de la ley.
Jesús vivió desde entonces en Nazaret, de aquí se llame "Jesús de Nazaret", donde vivió 18 años hasta que a los 30 aproximadamente dejó su casa para comenzar a predicar, aquí fue donde "iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres." (Lucas 2, 52)
José, aunque era el padre adoptivo de Jesús, aún así lo amó y lo protegió como si fuera su propio hijo y le enseño el oficio de carpintería. Se cree que Jesús quedó a cargo del taller de su padre al morir esté y siguió ejerciendo este trabajo para cubrir las necesidades de su casa hasta los 30 años cuando comenzaría su ministerio de su vida pública.
- SU IDENTIDAD
¿Era Jesús un simple hombre? ¿Era un profeta, un maestro ascendido, un "dios"?
"Y decían: «¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora: «Yo he bajado del cielo»?" (Juan 6, 42)
¿Quién era en verdad? ¿Era acaso Dios mismo?
Jesús hablaba de el mismo como el hijo de Dios, el pan bajado del cielo, ¿Qué significaba esto? ¿Acaso Jesús existía desde mucho antes? No por nada anunció Miqueas del rey de Israel que nacería en Belén que "sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial." (Miqueas 5, 1)
Es decir, Jesús existía mucho antes de venir al mundo, por eso Jesús afirmó que había visto a Abraham cuando se estremeció de alegría a lo que "Los judíos le dijeron: «Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham». Jesús respondió: «Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy»". (Juan 8, 57-58)
San Juan en el comienzo de su evangelio afirmo sobre "la palabra", o sea Jesús, que: "Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios." (Juan 1, 1). Este texto nos dice claramente que Jesús era el Dios todopoderoso. Es lamentable que hoy en día algunas iglesias que se dicen cristianas nieguen tan clara verdad revelada en la Biblia y lleguen al punto de tergiversar - o modificar- la Biblia para que concuerde con lo que enseñan bajo el pretexto de que nosotros, los que creemos en la verdad, estamos equivocados.
Es por tanto maravilloso que nosotros, que tenemos acceso a la Escritura fielmente transmitida por 2 milenios, podamos acceder a esta verdad tan grande: Dios en su infinito amor se hizo un hombre como nosotros para poder salvarnos. Sobre esto, San Pablo escribe: "El, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano[...]" (Filipenses 2, 6-7)
Jesús afirmó que era uno con su Padre y de esta unión surge el Espíritu Santo |
Jesús reveló que el y el Padre eran uno y con esto se refería a que eran uno en substancia, eran el mismo ser, no quería afirmar que eran muy unidos o algo por el estilo, sino que quería afirmar la unidad que tenía con Dios Padre, por eso dos versículos después quisieron apedrearlo. "El Padre y yo somos una sola cosa" (Juan 10, 30)
El profesor C. S. Lewis de la universidad de Oxford, dijo durante su vida en su libro, “Mere Christianity": “Un hombre que haya sido sólo un ser humano pero que diga las cosas que Jesús dijo no puede ser un gran maestro moral [...] O fue este hombre, y sigue siéndolo, el Hijo de Dios, o es un loco o algo peor.”
Aunque algunos creen que solo fue un gran maestro, una gran persona, o hasta un arcángel, lo cierto es que solo Dios podía realizar los milagros que el realizaba, predicar con tanta sabiduría, y ser tan perfecto que ningún hombre lo ha podido ser. Todos los pactos que Dios realizó con los hombres del Antiguo Testamento fallaron, se necesitaba a alguien tan perfecto como Dios mismo para realizar otro pacto.
Muchos no entendieron quien era Jesús, y hoy sucede lo mismo, "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?" (Juan 9, 16) se preguntaban los judíos, el ciego que Jesús sano respondió: "Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada" (Juan 9, 33)
- SU PREDICACIÓN
Después de 33 años de vida privada trabajando en el taller de su padre José, Jesús de Nazaret sale al río Jordán para ser bautizado por Juan Bautista, de ahí se fue el desierto donde ayunó 40 días y fue tentado por el Diablo- de aquí se desprende la práctica de la Cuaresma- después elige a sus discípulos y comienza a predicar.
¿Qué predicó Jesús durante sus tres años de ministerio? ¿Qué mensaje nuevo venía a dejarnos?
"[...]porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió." (Juan 6, 38)
¿Qué mensaje dejó? ¿Qué cambios trajo a la sociedad?
Jesús vino a dejar un mensaje totalmente nuevo y que era muy distinto a todo lo conocido en su época. En la actualidad muchos de los conceptos que tenemos son parecidos, quizás los mismos, a los que tenían sus compatriotas cuando el comenzó a predicar.
1.- El amor hacia los demás.
"Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores" (Mateo 5, 43-44).
El devolver mal al mal solo genera más violencia y es la razón por la que nuestro mundo se encuentra lleno de odio, de egoísmos, de orgullos, de males, de guerras. Jesús mismo lo sabía: "Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen?" (Mateo 5, 46).
La mejor manera de arreglar nuestro problemas es perdonando, evitan prejuicios y así se llegara entonces a una armonía: "No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados." (Lucas 6,37). Esto no solo traerá paz entre todos, sino que también es agradable a Dios cuando lo hacemos de corazón.
Este amor nos llama a la compasión con los necesitados: "Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes" (Lucas 6, 38). Y a corregir a los que están equivocados: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano." (Mateo 18, 15-17)
El amor, pues, es importante porqué solo así nuestra vida estará dispuesta a perdonar, a querer, a vivir en paz con los demás. "Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros" (Juan 13, 34).
2. La oración, la fe y el perdón
"Después le enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse" (Lucas 18, 1)
"Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!»" (Mateo 15, 28)
"[...] si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas" (Marcos 11, 25)
Otra de las enseñanzas de Jesús fue sobre hacer oración. A sus discípulos les enseño que la oración es poderosa, y más cuando se hace en grupo: "También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos»." (Mateo 18, 19-20)
Y no solo les dijo esto, también les aconsejo como debían orar: "[...] no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos" (Mateo 6, 5). El primer consejo que da es el de no orar de manera hipócrita, es decir, orar para que vean que oramos, orar a la vista de todos, orar para que crean que somos muy religiosos.
"Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados" (Mateo 6, 7). Este segundo consejo nos dice que al orar no repitamos de manera mecánica frases u oraciones, sino que salgan del corazón, que no oremos sin sentido, como cuando al querer acabar rápido rezamos oraciones en segundos muchas veces por solo terminar rápido.
Pero, ¿Y qué decir? Jesús enseño una de las más bellas oraciones: El Padre Nuestro. Lo encontramos en Mateo 6, 9-13 y en Lucas 11, 2-4. Esta oración contiene un saludo a Dios y 7 peticiones principales y que abarcan muchas necesidades de nuestra vida.
Sobre la fe, Jesús enseño que debíamos de tener mucha. Un día "Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería." (Lucas 17, 5-6)
Antes utilizó el ejemplo de un monte, ahora escoge un árbol para mostrarles el poder de la fe. Ejemplos ambos muy gráficos. Es necesario tener fe, y adquiriremos capacidades sorprendentes y extraordinarias. La fe todo lo puede y puede lograr muchas cosas, debe ser entonces lo que siempre prevalezca en nosotros.
Jesús habló del amor a los demás, aún a los enemigos, este es el amor que deben vivir los cristianos, sus seguidores. Este amor nos lleva también a amar a los que nos ofenden, es decir, a perdonar. Esto le preocupó a Pedro, quién preguntó "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete." (Mateo 18, 21-22). Es decir, siempre. Se necesita para esto un verdadero cambio, aplicarlo a circunstancias donde surja odio y venganzas y vivirlo por encima de sentimientos contrarios.
Amar es importante como forma de vida cristiana, esto nos lleva a perdonar a los que nos ofenden. La fe tampoco deben faltar en las personas. Jesús pidió fe, gracias a está muchas personas fueron sanadas por él. Hoy también sucede cuando ocurren milagros.
3. El Reino de Dios
"Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»." (Mateo 4, 17)
Otra de las predicaciones importantes y mas frecuentes de Jesús fue la del Reino de Dios, también llamada Reino de los Cielos. ¿A qué se refiere esto? Algunas personas creen que simboliza un reino material futuro donde Dios gobernará y todo será alegría, ¿Es esto? ¿Hay más?
El Reino de Dios es presente y futuro. El Reino de Dios es presente porqué se está viviendo ahora mismo. Jesús anunció que estaba cerca, pues el lo iba a anunciar para que se instaurará en la Tierra. El Reino de Dios lo estamos viviendo desde los tiempo de predicación de Jesús.
¿Pero cómo? Nosotros vivimos el Reino de Dios cuando vivimos conforme a los deseos de Jesús. Cuando amamos, perdonamos, oramos, etc. estamos viviendo el Reino de Dios. Por eso Jesús siempre decía: "El Reino de los Cielos se parece a..." (Mateo 13, 24). El puso muchos ejemplos llamados parábolas, que se basaban en hechos reales de la vida cotidiana y que usó para decir a que se parecía el Reino de Dios.
¿Qué predicó Jesús durante sus tres años de ministerio? ¿Qué mensaje nuevo venía a dejarnos?
"[...]porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la del que me envió." (Juan 6, 38)
¿Qué mensaje dejó? ¿Qué cambios trajo a la sociedad?
Jesús vino a dejar un mensaje totalmente nuevo y que era muy distinto a todo lo conocido en su época. En la actualidad muchos de los conceptos que tenemos son parecidos, quizás los mismos, a los que tenían sus compatriotas cuando el comenzó a predicar.
1.- El amor hacia los demás.
"Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores" (Mateo 5, 43-44).
Durante su ministerio, Jesús predicó amor, y enseño que el amor entre los humanos es la base del cristiano. El mismo dijo: "Ustedes han oído que se dijo: "Ojo por ojo y diente por diente". Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra." (Mateo 5, 38-39).
El devolver mal al mal solo genera más violencia y es la razón por la que nuestro mundo se encuentra lleno de odio, de egoísmos, de orgullos, de males, de guerras. Jesús mismo lo sabía: "Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen?" (Mateo 5, 46).
La mejor manera de arreglar nuestro problemas es perdonando, evitan prejuicios y así se llegara entonces a una armonía: "No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados." (Lucas 6,37). Esto no solo traerá paz entre todos, sino que también es agradable a Dios cuando lo hacemos de corazón.
Este amor nos llama a la compasión con los necesitados: "Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes" (Lucas 6, 38). Y a corregir a los que están equivocados: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano." (Mateo 18, 15-17)
El amor, pues, es importante porqué solo así nuestra vida estará dispuesta a perdonar, a querer, a vivir en paz con los demás. "Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros" (Juan 13, 34).
2. La oración, la fe y el perdón
"Después le enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse" (Lucas 18, 1)
"Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!»" (Mateo 15, 28)
"[...] si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas" (Marcos 11, 25)
Otra de las enseñanzas de Jesús fue sobre hacer oración. A sus discípulos les enseño que la oración es poderosa, y más cuando se hace en grupo: "También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos»." (Mateo 18, 19-20)
Y no solo les dijo esto, también les aconsejo como debían orar: "[...] no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos" (Mateo 6, 5). El primer consejo que da es el de no orar de manera hipócrita, es decir, orar para que vean que oramos, orar a la vista de todos, orar para que crean que somos muy religiosos.
"Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados" (Mateo 6, 7). Este segundo consejo nos dice que al orar no repitamos de manera mecánica frases u oraciones, sino que salgan del corazón, que no oremos sin sentido, como cuando al querer acabar rápido rezamos oraciones en segundos muchas veces por solo terminar rápido.
Pero, ¿Y qué decir? Jesús enseño una de las más bellas oraciones: El Padre Nuestro. Lo encontramos en Mateo 6, 9-13 y en Lucas 11, 2-4. Esta oración contiene un saludo a Dios y 7 peticiones principales y que abarcan muchas necesidades de nuestra vida.
Sobre la fe, Jesús enseño que debíamos de tener mucha. Un día "Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería." (Lucas 17, 5-6)
Antes utilizó el ejemplo de un monte, ahora escoge un árbol para mostrarles el poder de la fe. Ejemplos ambos muy gráficos. Es necesario tener fe, y adquiriremos capacidades sorprendentes y extraordinarias. La fe todo lo puede y puede lograr muchas cosas, debe ser entonces lo que siempre prevalezca en nosotros.
Jesús habló del amor a los demás, aún a los enemigos, este es el amor que deben vivir los cristianos, sus seguidores. Este amor nos lleva también a amar a los que nos ofenden, es decir, a perdonar. Esto le preocupó a Pedro, quién preguntó "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?». Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete." (Mateo 18, 21-22). Es decir, siempre. Se necesita para esto un verdadero cambio, aplicarlo a circunstancias donde surja odio y venganzas y vivirlo por encima de sentimientos contrarios.
Amar es importante como forma de vida cristiana, esto nos lleva a perdonar a los que nos ofenden. La fe tampoco deben faltar en las personas. Jesús pidió fe, gracias a está muchas personas fueron sanadas por él. Hoy también sucede cuando ocurren milagros.
3. El Reino de Dios
"Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»." (Mateo 4, 17)
Otra de las predicaciones importantes y mas frecuentes de Jesús fue la del Reino de Dios, también llamada Reino de los Cielos. ¿A qué se refiere esto? Algunas personas creen que simboliza un reino material futuro donde Dios gobernará y todo será alegría, ¿Es esto? ¿Hay más?
El Reino de Dios es presente y futuro. El Reino de Dios es presente porqué se está viviendo ahora mismo. Jesús anunció que estaba cerca, pues el lo iba a anunciar para que se instaurará en la Tierra. El Reino de Dios lo estamos viviendo desde los tiempo de predicación de Jesús.
- Se parece a un hombre que encuentra un tesoro en un campo, vende todo y compra ese campo. (Mateo 13, 44). Así debemos de renunciar a lo material para tener a Dios cuando lo hemos encontrado.
- A un hijo que malgastó su herencia y regresó a casa de su padre arrepentido y este lo perdona y le organiza un banquete. (Lucas 15, 11-32). Así muchas veces malgastamos la gracia que tenemos ante Dios y pecamos y nos hundimos en el pecado, pero cuando regresamos a Dios, el nos perdona como un padre amoroso, que está gozoso de que nos convirtamos.
- Se parece a un grano de mostaza, que aunque es muy pequeño, al final se convierte en un gran arbusto. (Mateo 13, 31-35). Así nosotros como Iglesia, empezamos con una pequeña semilla de fe, que con el paso del tiempo irá creciendo hasta que al final de los tiempos veremos todo el esplendor de aquellos que vivimos en la voluntad de Dios.
- A un hombre que construyó graneros para guardar la cosecha y que terminó contento pues tenía bienes para muchos años. Dios lo llamó esa noche y ya no los pudo disfrutar. (Lucas 12, 16-21). Debemos de evitar amontonar riquezas y pertenencias en esta vida y confiarnos en que son lo más importante porqué nada de esto nos servirá allá en el cielo, sino la manera en hayamos compartido esos bienes.
Ejemplos como estos hay muchos durante la vida de Jesús. Estas parábolas no ayudan a ver que el tener caridad, amar, arrepentirse, crecer en la fe, etc. nos hace vivir ya el Reino de Dios. Usted vive el Reino de Dios cuando sigue las enseñanzas de Jesús. El Reino de Dios futuro sucederá al final del mundo, pero lo más importante no es saber cuando o cómo, sino que hacemos nosotros para que este Reino se vea desde ahora en nuestro mundo.
- SU MUERTE
Jesús predicó durante tres años en los cuales "Su fama se extendió por toda la Siria [...] Lo seguían grandes multitudes que llegaban a Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania." (Mateo 4, 24-25). Pero también en estos tres años "comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad." (Marcos 8, 31-32).
¿Porqué debía morir Jesús? ¿Qué lo llevó a este destino?
Jesús había alcanzado popularidad en sus tres años de ministerio. Muchas personas lo seguían y lo querían ver. ¿Cómo es que terminaría muriendo?
Las predicaciones de Jesús convertían a mucha gente, pero también incomodaba a los líderes religiosos judíos. Un día el quebrantó el sábado, día sagrado para los judíos, cuando lo hizo por segunda vez, los fariseos y los del partido de Herodes se pusieron a confabular para ver como podían darle muerte (Lucas 13, 31).
Las cosas se pusieron peor, pues poco después por poco lo meten en la cárcel (Jn 7,44) y en otro momento poco faltaba para que lo mataran apedreándolo (Juan 8,59), cosa que se volvió a repetir poco después (Juan 10,31), de manera que se pudo escapar (Juan 10,39).
Como la gente lo seguía por multitudes, "[...] los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza." (Marcos 11, 18).
En su última semana, Jesús echó en cara las verdades de los líderes religiosos. Les dice que todo lo hacen para su provecho (Mateo 23, 5-7), que no entran ni dejan entrar al Reino de Dios (Mateo 23, 13), que se comen los bienes de los pobres con el cuento de que rezan mucho (Mateo 23, 14), que son capaces de hacer lo que sea para conseguir un adepto para su religión (Mateo 23, 15), que el templo es una cueva de bandidos (Mateo 21,13) que eran unos asesinos y malvados (Mateo 21,33-46) y les anuncia que Dios les va a quitar todos sus privilegios (Mateo 21,43). Jesús no pudo ser más duro con ellos.
El Domingo de la semana de pascua, Jesús entra en Jerusalén y el pueblo lo aclama con palmas diciendo "¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!" (Mateo 21, 9). El Jueves de esa semana, Jesús y sus díscipulos celebran la ultima cena de pascua en la cual Jesús les dice que conmemoren esa cena en memoria suya (Lucas 22, 19), esa misma noche se dirige al huerto de los olivos donde ora a su Padre para que si es posible evite el sufrimiento que tendrá lugar horas después.
Jesús es enjuiciado por Anás y Caifás, los sumos sacerdotes judíos, quiénes a todo costa le preguntaban para poder acusarlo de algo. Entonces "[...] el Sumo Sacerdote lo interrogó nuevamente: «¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito?». Jesús respondió: «Así, yo lo soy: y ustedes verán al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre las nubes del cielo». Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?». Y todos sentenciaron que merecía la muerte." (Marcos 14, 61-64)
De ahí lo llevaron con el gobernador Poncio Pilato, quién se dio cuenta que Jesús no merecía la muerte. Cuando le pregunta si es el "Rey de los judíos", Jesús responde que su reino no es de este mundo, además de decirle que la autoridad de gobernador le fue dado de lo alto (Juan 19,11). "Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César»" (Juan 19, 12). Por esta razón Pilato lo entregó a los judíos para evitar problemas con el emperador.
Mandaron azotar o flagelar a Jesús. Un tormento horrible pues los romanos eran despiadados al azotar a los reos. Le tejieron una corona de espinas y se la pusieron en su cabeza, para luego golpearlo, escupirle y maldecirle. (Juan 19, 1-3). De ahí, salió Jesús rumbo al monte Calvario o Gólgota donde lo desvistieron, y lo clavaron a la cruz.
La muerte en cruz era en ese tiempo una vergüenza, humillación, tormento, la más vergonzosa de las penas. Jesús aceptó esta muerte de criminal aunque no lo fuera, y los hizo para salvarnos del pecado. San Pablo dice sobre esto: "Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: "Maldito el que está colgado en el patíbulo" (Gálatas 3, 13).
Jesús en la cruz todavía perdono a los que le entregaron y crucificaron (Lucas 23, 34) y le entregó a su madre María al apóstol San Juan (Juan 19, 26-27). El sol se eclipsó, la tierra tembló y se rasgó el velo del templo (Lucas 23, 44-45) entregando su espíritu al Padre.
¿En qué consiste el sacrificio de Jesús? Los judíos tenían en su ley varios sacrificios por el perdón de los pecados. Ahora, Adán pecó y esta mancha de ese pecado quedó en todos los hombres por siempre, este resto de ese pecado -el pecado original- no es más que la tendencia a hacer el mal, entonces, cómo siempre pecamos, los judíos hacían sacrificios para obtener el perdón.
Cuando se sacrifica Jesús por nosotros, derrama su sangre y nos obtiene el perdón por siempre y ya no hay la necesidad de realizar más sacrificios. Es decir, reconcilió a los hombres con Dios, les abrió las puertas del cielo, y nos dio la oportunidad de participar de la gracia de Dios y de entablar una relación padre-hijo con él. San Pedro dice de esto: "Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto" (1 Pedro 1, 18-19)
Jesús resumió su obra con estas palabras: "Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud" (Marcos 10, 45). Jesús aceptó pagar por nuestros pecados, los de todos los hombres de todos los tiempos, para poder reconciliarnos con Dios Padre. Y claro, nadie como Jesús para lograrlo, pues era Dios y hombre. Isaías lo dijo: "El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados" (Isaías 53, 5).
Después de la muerte de Jesús y de ser sepultado, resucitó a los tres días. En su predicación anunció que resucitaría y así sucedió. Los Salmos anunciaban que no vería la corrupción en el sepulcro, es decir, su cuerpo no se pudriría, resucitaría en cuerpo y en alma. Sus apóstoles no creyeron en un principio, pero luego al verlo en una de sus apariciones se alegraron mucho (Juan 20,20). Santo Tomás creyó hasta verlo, Jesús dice sobre esto: "«Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»" (Juan 20,29)
Al final de sus días aquí en la tierra les encargó a sus díscipulos predicar su mensaje y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, y que no se preocuparan por qué el estaría con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28, 19-20). Dejó encargado a Pedro como el jefe de los apóstoles y que se encargaría de dirigir a su Iglesia, de apacentar a las ovejas (Juan 21, 15-17).
Se elevó al cielo, los bendijo y desde entonces esperamos a que regrese de manera visible al final del mundo para juzgar a vivos y muertos. (Lucas 24, 50).
¿Porqué debía morir Jesús? ¿Qué lo llevó a este destino?
Jesús había alcanzado popularidad en sus tres años de ministerio. Muchas personas lo seguían y lo querían ver. ¿Cómo es que terminaría muriendo?
Las predicaciones de Jesús convertían a mucha gente, pero también incomodaba a los líderes religiosos judíos. Un día el quebrantó el sábado, día sagrado para los judíos, cuando lo hizo por segunda vez, los fariseos y los del partido de Herodes se pusieron a confabular para ver como podían darle muerte (Lucas 13, 31).
Las cosas se pusieron peor, pues poco después por poco lo meten en la cárcel (Jn 7,44) y en otro momento poco faltaba para que lo mataran apedreándolo (Juan 8,59), cosa que se volvió a repetir poco después (Juan 10,31), de manera que se pudo escapar (Juan 10,39).
Como la gente lo seguía por multitudes, "[...] los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza." (Marcos 11, 18).
En su última semana, Jesús echó en cara las verdades de los líderes religiosos. Les dice que todo lo hacen para su provecho (Mateo 23, 5-7), que no entran ni dejan entrar al Reino de Dios (Mateo 23, 13), que se comen los bienes de los pobres con el cuento de que rezan mucho (Mateo 23, 14), que son capaces de hacer lo que sea para conseguir un adepto para su religión (Mateo 23, 15), que el templo es una cueva de bandidos (Mateo 21,13) que eran unos asesinos y malvados (Mateo 21,33-46) y les anuncia que Dios les va a quitar todos sus privilegios (Mateo 21,43). Jesús no pudo ser más duro con ellos.
El Domingo de la semana de pascua, Jesús entra en Jerusalén y el pueblo lo aclama con palmas diciendo "¡Hosana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!" (Mateo 21, 9). El Jueves de esa semana, Jesús y sus díscipulos celebran la ultima cena de pascua en la cual Jesús les dice que conmemoren esa cena en memoria suya (Lucas 22, 19), esa misma noche se dirige al huerto de los olivos donde ora a su Padre para que si es posible evite el sufrimiento que tendrá lugar horas después.
Jesús es enjuiciado por Anás y Caifás, los sumos sacerdotes judíos, quiénes a todo costa le preguntaban para poder acusarlo de algo. Entonces "[...] el Sumo Sacerdote lo interrogó nuevamente: «¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios bendito?». Jesús respondió: «Así, yo lo soy: y ustedes verán al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre las nubes del cielo». Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?». Y todos sentenciaron que merecía la muerte." (Marcos 14, 61-64)
De ahí lo llevaron con el gobernador Poncio Pilato, quién se dio cuenta que Jesús no merecía la muerte. Cuando le pregunta si es el "Rey de los judíos", Jesús responde que su reino no es de este mundo, además de decirle que la autoridad de gobernador le fue dado de lo alto (Juan 19,11). "Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: «Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César»" (Juan 19, 12). Por esta razón Pilato lo entregó a los judíos para evitar problemas con el emperador.
Mandaron azotar o flagelar a Jesús. Un tormento horrible pues los romanos eran despiadados al azotar a los reos. Le tejieron una corona de espinas y se la pusieron en su cabeza, para luego golpearlo, escupirle y maldecirle. (Juan 19, 1-3). De ahí, salió Jesús rumbo al monte Calvario o Gólgota donde lo desvistieron, y lo clavaron a la cruz.
La muerte en cruz era en ese tiempo una vergüenza, humillación, tormento, la más vergonzosa de las penas. Jesús aceptó esta muerte de criminal aunque no lo fuera, y los hizo para salvarnos del pecado. San Pablo dice sobre esto: "Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: "Maldito el que está colgado en el patíbulo" (Gálatas 3, 13).
Jesús en la cruz todavía perdono a los que le entregaron y crucificaron (Lucas 23, 34) y le entregó a su madre María al apóstol San Juan (Juan 19, 26-27). El sol se eclipsó, la tierra tembló y se rasgó el velo del templo (Lucas 23, 44-45) entregando su espíritu al Padre.
¿En qué consiste el sacrificio de Jesús? Los judíos tenían en su ley varios sacrificios por el perdón de los pecados. Ahora, Adán pecó y esta mancha de ese pecado quedó en todos los hombres por siempre, este resto de ese pecado -el pecado original- no es más que la tendencia a hacer el mal, entonces, cómo siempre pecamos, los judíos hacían sacrificios para obtener el perdón.
Cuando se sacrifica Jesús por nosotros, derrama su sangre y nos obtiene el perdón por siempre y ya no hay la necesidad de realizar más sacrificios. Es decir, reconcilió a los hombres con Dios, les abrió las puertas del cielo, y nos dio la oportunidad de participar de la gracia de Dios y de entablar una relación padre-hijo con él. San Pedro dice de esto: "Ustedes saben que fueron rescatados de la vana conducta heredada de sus padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto" (1 Pedro 1, 18-19)
Jesús resumió su obra con estas palabras: "Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud" (Marcos 10, 45). Jesús aceptó pagar por nuestros pecados, los de todos los hombres de todos los tiempos, para poder reconciliarnos con Dios Padre. Y claro, nadie como Jesús para lograrlo, pues era Dios y hombre. Isaías lo dijo: "El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados" (Isaías 53, 5).
Después de la muerte de Jesús y de ser sepultado, resucitó a los tres días. En su predicación anunció que resucitaría y así sucedió. Los Salmos anunciaban que no vería la corrupción en el sepulcro, es decir, su cuerpo no se pudriría, resucitaría en cuerpo y en alma. Sus apóstoles no creyeron en un principio, pero luego al verlo en una de sus apariciones se alegraron mucho (Juan 20,20). Santo Tomás creyó hasta verlo, Jesús dice sobre esto: "«Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»" (Juan 20,29)
Al final de sus días aquí en la tierra les encargó a sus díscipulos predicar su mensaje y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, y que no se preocuparan por qué el estaría con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28, 19-20). Dejó encargado a Pedro como el jefe de los apóstoles y que se encargaría de dirigir a su Iglesia, de apacentar a las ovejas (Juan 21, 15-17).
Se elevó al cielo, los bendijo y desde entonces esperamos a que regrese de manera visible al final del mundo para juzgar a vivos y muertos. (Lucas 24, 50).
- SU MENSAJE Y USTED
A lo largo de este artículo dimos un pequeño recorrido por la vida de Jesús. Descubrimos que es Dios hecho hombre. Descubrimos que Jesús vino a la Tierra a predicar amor, perdón, fe y a morir por nosotros.
Sabemos que el es el Mesías prometido porqué todas las profecías de la Biblia se cumplieron en el. Él no pudo haber manipulado ningunas para que estas se cumplieran. Esto nos prueba que era realmente el enviado de Dios. Solo basta con ver las profecías que se cumplieron en él.
Profecía
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Se cumple en:
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1.- El Mesías existía desde la eternidad (Miqueas 5, 2)
2.- Nacería en Belén de Judá
(Miqueas 5, 2)
3.- Nacería de una mujer virgen (Isaías 7, 14)
4.- Huiría a Egipto y habría una matanza de niños (Oseas 11, 1)
(Jeremías 31, 15)
5.- Seria llamado Nazareno (Isaías 11, 1) (retoño en hebreo es natzer, parecido a nazareno)
6.- Sería odiado sin causa (Salmo 69, 4)
7.- Se reparten sus vestiduras (Salmo 22, 19)
8.- Le darían hiel y vinagre (Salmo 69, 20-22)
9.- Golpeado y escupido (Isaías 50, 6)
10.- Enterrado entre malhechores (Isaías 53, 9)
11.- Desamparado por Dios (Salmo 22, 1)
12.- Abandonado por sus seguidores (Zacarías 13, 6-7)
13.- Traicionado por uno de sus amigos. Vendido por 30 monedas de
plata (Salmo 41,9)(Zacarías 11, 12-13)
14.- Acusado por falsos testigos (Salmo 27,12)
15.- Sería condenado con malhechores (Isaías 53, 12)
16.- Sería clavado de manos y pies (Salmo 22, 16)
17.- No se le rompería ningún hueso (Salmo 34, 20)
18.- Resucitaría al tercer día (Oseas 6, 2) (Salmo 16,10)(Salmo 49,
15)
19.- Ascendería al cielo (Salmo 68, 19)
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(Juan 1, 1)
(Lucas 2, 4)
(Lucas 1, 26-31)
(Mateo 2, 14-15) (Mateo 2,16)
(Mateo 2, 22-23)
(Juan 15, 23-25)
(Mateo 27, 35)
(Mateo 27, 34 y 48)
(Mateo 26, 67)
(Mateo 27, 57-60)
(Marcos 15, 34)
(Marcos 14, 27 y 50)
(Marcos 14, 18-20)(Mateo 26, 14-15)
(Marcos 14, 55-56)
(Mateo 27, 38)
(Mateo 27, 35)
(Juan 19,33)
(Lucas 24, 6)
(Lucas 24, 51)
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¿Basta ahora con solo saber quién fue Jesús? La respuesta es no. No basta con solo escuchar quién fue y que hizo. En el mundo existe gente que también solo ha escuchado de él y lleva una vida no muy cristiana.
El mensaje de Jesús debe llevarse acabo con acciones. Seguir y aplicar en nuestra vida las enseñanzas de Jesús es la manera en cómo lograremos ser verdaderos cristianos y cómo le daremos honor a Cristo y le mostraremos al mundo que él es el Mesías. Cuando practicamos el amor, la fe, el perdón, la oración y todas las enseñanzas de Jesús somos felices pues vivimos en paz y armonía con nosotros, con los demás y con Dios.
En la Iglesia Católica escuchamos cada domingo lo que Jesús quiere que hagamos en nuestras vidas. Cada domingo descubrimos un nuevo mensaje de Jesús para aplicarlo a nuestras vidas porqué su palabra esta viva y es actual. Ahora que comienza Semana Santa, ¿Por qué no asiste a su parroquia más cercana a los oficios de Semana Santa y conmemora la muerte y resurrección de Jesús? Así podrá darle gracias al Señor por dar su vida para salvación de todos.
Hagamos lo que nos pide de buena gana, con amor, no nos conformemos con escuchar e ignorar su mensaje o Jesús nos dirá con justa razón: "¿Por qué ustedes me llaman: "Señor, Señor", y no hacen lo que les digo?" (Lucas 6, 46)