"Buscar el perdón de Dios es algo esencial, y la manera en
como se realiza en las distintas denominaciones cristianas no es
igual. Si queremos de verdad el perdón, conviene preguntarnos:
¿Cómo quiere Dios que nos reconciliemos con él?"
LAS formas varían en cada denominación, entre las iglesias protestantes la manera más común es la confesión directa con Dios, es decir, en oración le piden perdón a Dios de todos sus pecados y se supone que la persona debe confiar en que ha sido perdonada. Por otro lado, los fieles católicos confiesan sus pecados a un sacerdote. Mucho gente cree que no es necesario, otra cree que con pedirle perdón a Dios basta. Si de verdad se interesa por la verdad, hay que preguntarse, ¿Cómo debemos pedirle perdón a Dios?
EL PERDÓN DE LOS PECADOS EN EL PUEBLO JUDÍO
El pecado es una dolorosa realidad en los seres humanos, tanto así, que la misma Biblia dice que "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros." (1 Juan 1, 8)
El Catecismo de la Iglesia Católica lo define así: “El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes.”
El pecado no fue creado por Dios, ni creó al hombre para pecar. El hombre fue creado para tener libertad de obedecer o desobedecer a Dios. Es por eso que el desobedecer Adán y Eva a Dios (Génesis 3, 23-24) el pecado queda en el hombre para siempre, es decir, el pecado original, que nos es más que la inclinación del hombre a hacer el mal.
Ahora, el pueblo judío sabía muy bien el mal que traía el pecado, por tanto, procuraban respetar la Ley que Dios les había dado. Esta era los 10 mandamientos, que Dios había dado el monte Sinaí (Deuteronomio 4, 2) y que ha sido puesto por él en el corazón del hombre (Romanos 2, 14)
Pues bien, los judíos tenían una manera de pedir perdón por los pecados a Dios, esto era ofrecer un sacrificio, para que Dios diera el perdón a través del sacerdote judío. "De esta manera, el sacerdote practicará en favor de esa persona el rito de expiación por el pecado que cometió, y así será perdonada". (Levitico 5, 10)(Léase los capítulos 4 y 5 de Levítico para más detalles)
Ahora, aquí no se menciona que la persona le confesara sus culpas al sacerdote, pero en otro pasaje de la Biblia leemos: "David dijo a Natán: «¡He pecado contra el Señor!». Natán le respondió: «El Señor, por su parte, ha borrado tu pecado: no morirás" (2 Samuel 12, 13). Aquí vemos claramente Natán le responde a David que Dios lo ha perdonado, pues Dios le dio esa autoridad a Natán de transmitir el mensaje.
Los mismos sacerdote judíos necesitaban saber que pecados cometía la gente para asignar el tipo de sacrificio que presentarían. (Levítico 4, 13-14) (Levítico 4, 27-28). Como vemos, el confesar los pecados ya era necesario en el Antiguo Testamento.
También la Biblia nos habla constantemente del perdón de Dios. Cuando David admitió el pecado que había cometido este recibió el perdón: "Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: «Confesaré mis faltas al Señor».¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado!" (Salmo 32, 5). Mientras que en el Nuevo Testamento, Santiago Apóstol en su carta, menciona la importancia que tenía la confesión de los pecados: "Confiesen mutuamente sus pecados y oren los unos por los otros, para ser curados." (Santiago 5, 16), ahora la pregunta que surge es ¿Qué tipo de pecados hay que confesar?
¿QUÉ PECADOS DEBO CONFESAR?
"Porque el justo, aunque caiga siete veces, se levantará" (Proverbios 24, 16)
Los seres humanos, debido al pecado original, tenemos la tendencia a hacer el mal. (Romanos 5, 12). Esto nos hace pecar diariamente de cualquier forma (Galatas 5, 19-21) , de pensamiento(Mateo 5, 28), palabra (Santiago 3, 2) , obra (2 Pedro 2, 10) u omisión. ¿Debemos entonces confesar cada una de las faltas que realizamos diariamente?
La Iglesia Católica divide las faltas o pecados en dos principales categorías: Pecados Mortales y Pecados Veniales. Esta misma distinción entre pecados es enseñada por las Escrituras:
"El que ve a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, que ore y le dará la Vida. Me refiero a los que cometen pecados que no conducen a la muerte, porque hay un pecado que lleva a la muerte; por este no les pido que oren." (1 Juan 5, 16)
El Apóstol Juan menciona pecados que no conducen a la muerte, estos son los que llamamos veniales, y menciona pecados que llevan a la muerte, estos son los que llamamos mortales. Ahora, ¿Cuál es la diferencia entre los dos?
- Pecado Mortal. Es aquél que separa a la persona de su amistad con Dios. Este pecado se logra cuando hay conocimiento de lo que hacemos y libremente lo cometemos, aún sabiendo que esta mal. Nos separa de la gracia santificante que Cristo nos mereció y se deja de ser heredero del Reino de Dios. Morir así no nos deja otra salida más que ir al Infierno.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo define así: "Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento". Cuando se viola alguno de los Diez Mandamientos es cuando una persona comete pecado mortal. (Marcos 10, 9) (1 Corintios 6, 9-10), también cuando se viola algunos de los siete pecados capitales. Estos pecado necesitan de la confesión para ser perdonados.
- Pecado Venial. No rompe nuestra amistad con Dios, pero si la afecta. Este pecado se comete cuando no hay conciencia o entero conocimiento de lo que se realizo. También puede que se cometa cuando se actúa sin reflexionar o bajo la costumbre de un habito, por no tener plena intención, la culpa ante Dios se ve reducida. Si no tomamos en cuenta estos pecados, nos pueden llevar a cometer pecados mortales.
El Catecismo de la Iglesía Católica lo define así: "Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento." Estos pecados se perdonan con solo pedirle perdón a Dios en oración, aunque es más recomendable que se confiesen.
Santiago en su carta aclaraba: "...porque todos faltamos de muchas maneras" (Santiago 3, 2) y de entre esas formas de faltar, los pecados veniales no rompen nuestra amistad con Dios, pero ¿Que hay que hacer cuando roba, mata, comete adulterio o se emborracha? Estos son pecados graves, y rompen nuestra amistad con Dios, en estos hay que confesarse. Surge una nueva cuestión:
¿ANTE QUIÉN DEBO CONFESARME?
Queda muy claro que Dios es el único que perdona los pecados. La misma Biblia nos dice que "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad." (1 Juan 1, 9). Es claro que Dios en su bondad infinita nos perdonara, pero ¿A quién le confesamos nuestras faltas?
Jesús mismo delegó autoridad a sus Apóstoles para que perdonaran los pecados a la gente. Este poder pasó a sus sucesores: Los sacerdotes de la Iglesia Católica de hoy en día. Ahora conviene aclarar que la mayoría de las denominaciones cristianas alegan que Jesús nunca le dio autoridad a nadie.
Cierto sitio web protestante afirma "En ninguna parte de la Escritura se enseña el concepto de la confesión de pecados a un sacerdote" (GotQuestions, sitio web protestante), así mismo la revista "La Atalaya" de los testigos de Jehová menciona "Dios es el único que puede perdonar los pecados que cometemos contra él; no ha delegado en nadie el derecho a hacerlo" (La Atalaya del 1 de Septiembre de 2010), ¿Estarán en lo correcto tales opiniones?
Veamos pues si de verdad Jesús delegó poder a los Apóstoles para perdonar los pecados de la gente.
- "El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió" (Lucas 10, 16). Cristo claramente les dice a sus Apóstoles que quién los escuche, es como si lo escuchara a él. Esto es clave dentro de la práctica de la confesión. Note usted como a Jesús no le importo que sus Apóstoles fueron hombres imperfectos, pecadores y con debilidades. San Pablo persiguió por un tiempo a estos hombres imperfectos, Jesús le responde que a quién persiguió fue a él (Hechos 9, 5).
- "Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo." (Mateo 18, 18). La expresión de atar y desatar viene de los judíos. Para ellos era sinónimo de declarar algo permitido o no permitido. Claramente vemos como Jesús les da a sus Apóstoles la autoridad para permitir o prohibir.
- "Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan" (Juan 20, 21-23). Aquí Jesús les envía, así como el Padre lo envió a él. Jesús vino a hacer la voluntad del Padre, así los Apóstoles en su ministerio realizan la voluntad de Dios. Es el mismo Jesús que les da autoridad de perdonar o retener pecados, con el soplo del Espíritu Santo.
- "Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación." (2 Corintios 5, 18). La reconciliación de la humanidad con Dios se dio por obra redentora de Jesús en la cruz (Romanos 5, 17-18), y ahora San Pablo nos habla de que el ministerio de los Apóstoles es el encargado de administrar la reconciliación dada por Cristo en la Cruz. Así San Pablo al tener confiado también este ministerio puede decir:
- "Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios." (2 Corintios 5, 19-20). San Pablo afirma que el tiene el ministerio de la reconciliación, a pesar de que muchos afirman que solo era para los Apóstoles, y agrega lo ya dicho, que se relaciona con la cita anterior. Por tanto y en pocas palabras se resumiría como: "Dios exhorta por medio de ellos porque les confió ese ministerio".
Como vemos, las anteriores citas bíblicas nos dan a entender que Jesús mismo les confió autoridad a los Apóstoles para perdonar los pecados a los hombres. Aún así, hay todavía muchos que alegan que no es bíblico el concepto de la confesión a un sacerdote. Veamos algunas de las principales objeciones.
Mucha gente dice: "Ningún sacerdote pecador como yo puede perdonarme"
"Nadie puede absolverme de mis pecados, pues ningún ser humano tiene dicha autoridad".
La Biblia en cambio dice: "¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?" (Marcos 2, 7). Jesús, siendo el Hijo de Dios, vivió esto mismo cuando los judíos no podían aceptar que el perdonara los pecados. Los judíos sabían que solo Yahvé perdona los pecados, en aquél tiempo era por medio de sus sacerdotes, pero siempre era Yahvé el que perdonaba. Lo que no entendían ellos era que Jesús tenia esta autoridad, por eso Jesús afirma "tus pecados te son perdonados". Hoy en día muchos no saben que Cristo le delegó esta misma autoridad a sus apóstoles y que sucesores son lo que poseen actualmente esta autoridad. Es digno de mencionar que los mismos sacerdotes se confiesan también con otros sacerdotes.
Mucha gente dice: "El Nuevo Testamento enseña que todos los creyentes son sacerdotes"
"En 1 Pedro 2, 5-9 se nos dice que todos somos "real sacerdocio" y "nación santa"
La Biblia en cambio dice: "Los presbíteros que ejercen su cargo debidamente merecen un doble reconocimiento, sobre todo, los que dedican todo su esfuerzo a la predicación y a la enseñanza." (1 Timoteo 5, 17). Los presbíteros o ancianos que aparece en la Biblia se refiere a los sacerdotes de hoy en día, que cumplen las mismas funciones que los sacerdotes actuales. El que haya sacerdocio común, que somos todos, no afecta al sacerdocio ministerial, que son los llamados por Dios, pues ambos participan a su manera, del único sacerdocio de Cristo.
El sacerdocio común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal (vida de fe, de esperanza y de caridad) y el sacerdocio ministerial esta al servicio del sacerdocio común para construir y conducir a la Iglesia.
Mucha gente dice: "Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, nadie nos puede absolver"
"La Biblia dice que nos confesemos unos a otros, no con un hombre"
La Biblia en cambio dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad." (1 Juan 1, 9). No se especifica la manera en que debamos confesarnos. No contradice nada a la doctrina católica, pues Dios perdona los pecados, nunca se ha dicho lo contrario. En los tiempos de los Apóstoles no bastaba con que el pecador confesara su pecado a Dios, sino también a la Iglesia, por eso afirma que sea "unos a otros". El confesarse con los demás crea una posible liberación del sentimiento de culpa. La confesión con el sacerdote nos ayuda de esa misma manera y mejor.
Mucha gente dice: "Cuando Jesús les dijo a los Apóstoles que a quienes les perdonaran los pecados les quedarían perdonados y a los que no, les quedarían retenidos, jamás habla de confesárselos a alguien"
La Biblia en cambio dice: "Muchos de los que habían abrazado la fe vinieron a confesar abiertamente sus prácticas." (Hechos 19, 18) El decir que para perdonar los pecados o retenerlos no necesitaba de confesión, implicaría que los Apóstoles tenían poderes telepáticos para poder saber si perdonaban o retenían. Este argumento pues raya en lo rebuscado. En cambio, la cita de Hechos que mostramos, muestra como si era necesario confesar los pecados. Como vemos los pecados tenían que ser confesados para obtener el perdón de Dios.
Mucha gente dice: "Si Jesús les dio autoridad de perdonar pecados a sus Apóstoles, no quiere decir que sus sucesores la tuvieran"
"Nunca en la Biblia se menciona que los Apóstoles heredaran su poder a unos sucesores"
La Biblia en cambio dice: "Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos..." (Mateo 28, 19). En esta cita, Jesús manda bautizar a sus Apóstoles y no menciona que sus sucesores tuvieran esa autoridad, ¿Cómo es que entonces los pastores y dirigentes de las iglesias cristianas bautizan a sus fieles? ¿Qué sentido tendría que Jesús delegara autoridad solamente a sus Apóstoles sobre algo si sabía que al morir se acabaría?
La Biblia si menciona que los Apóstoles nombraron presbíteros para que estos llevaran a cabo las funciones de ellos (Hechos 13, 3) (Hechos 6, 6). En la carta a Timoteo se nos habla de los requisitos que deben cumplir aquellos que aspiran a ser presbíteros o diáconos.
Mucha gente dice: "Los Apóstoles jamás pretendieron tener el poder del que se vanagloria el clero" (Daniel Sapia, escritor protestante anticatólico)
"En la Biblia nunca vemos a los Apóstoles absolviendo la pena del pecado a ningún cristiano" (Daniel Sapia, escritor protestante anticatólico)
La Biblia en cambio dice: "Arrepiéntete de tu maldad y ora al Señor" (Hechos 8, 22). La Iglesia siempre manda al pecador ante Dios para que realiza un examen de conciencia sobre lo que hizo y que haga el propósito de no volver a pecado, jamás se ha vanagloriado de su ministerio de reconciliación (Mismo que mencionó San Pablo).
En la Biblia nunca vemos tampoco a ningún Apóstol casando a ninguna pareja, ¿Deberíamos creer que ellos no casaban? Es obvio que no.
Mucha gente dice: "Las palabras de Jesús a sus Apóstoles en Juan 20, 23 no les otorgan ningún poder porqué Jesús les dijo lo mismo a todos los cristianos en Mateo 18, 15-18"
La Biblia en cambio dice: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano ... Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, consideralo como pagano o republicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo." (Mateo 18, 15-18). Vemos que esta cita es bastante distinta a la de Juan 20, 23. Esta cita se refiera a corregir o advertir a nuestros hermanos en la fe. No se refiere a perdonarles nada. La misma cita indica que Jesús les dice a sus Apóstoles que tiene poder para atar o desatar, no cualquiera puede hacerlo.
Como vemos, ninguna de esta objeciones tiene suficiente fundamento como para creer que Jesús no dejo autoridad a sus Apóstoles y sucesores de perdonar los pecados. Sin embargo, todavía hay ataques en cuanto a su historicidad.
Mucha gente dice: "El llamado "Sacramento de la Confesión" fue inventado en el siglo XIII en el Concilio de Letrán"
La Historia en cambio dice: "Todo fiel de uno u otro sexo, después que hubiere llegado a los años de discreción, confiese fielmente él solo por lo menos una vez al año todos sus pecados al propio sacerdote, y procure cumplir según sus fuerzas la penitencia que le impusiere." (Documento del Concilio de Letrán). Vemos como en este documento no se inventa nada, solamente se promulga que aquél que llegue a la edad establecida se confiese "por lo menos" una vez el año.
Mucha gente dice: "“En algunos cultos de misterios se le comentaban las culpas al sacerdote como representante de la divinidad, para liberarse así de las consecuencias” ( Karlheinz Deschner de su obra Der gefälschte Glaube [El Credo falsificado, pág. 114])
La Historia en cambio dice: "Los animales ofrecidos en sacrificio eran consumidos a la vez por el dios y por sus adoradores y únicamente las ofrendas vegetales se reservaban al dios, sin participación del hombre. Es indudable que los sacrificios de animales son los más antiguos y fueron al principio únicos."
Los judíos sacrificaban animales (Levítico 3, 1) y lo mismo hacían los antiguos paganos y no por esto es falso, pagano o erróneo lo que realizaban los judíos. Jamás se ha acusado a los judíos de paganismo por esto, en cambio, cuando se trata de la Iglesia, ahí si se preocupan todos de buscar conexiones con el paganismo.
Nuevamente vemos como la historia apunta a que el sacramento de la confesión no fue inventado ni para controlar a la gente ni para beneficio de nadie, sino que realmente proviene de la voluntad del Cristo mismo. Por tanto, debería usted estar plenamente convencido de que el sacramento de la Reconciliación es totalmente verdadero.
¿SE CONFESABAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS?
"Todas estas advertencias han sido despreciadas y menospreciadas, antes que su pecado sea expiado, antes de que la confesión de su crimen haya sido hecha, antes de que su conciencia haya sido purificada por el sacrificio y de la mano del sacerdote".
Cipriano de Cartago, Padre de la Iglesia.
"La remisión de pecados por medio de la penitencia, cuando el pecador lava su almohada con lágrimas, cuando sus lágrimas son su sustento día y noche, cuando no se retiene de declarar su pecado al sacerdote del Señor ni de buscar la medicina, a la manera del que dice "Ante el Señor me acusaré a mi mismo de mis iniquidades, y tú perdonarás la deslealtad de mi corazón."
Orígenes, Padre de la Iglesia.
"El poder de perdonar se extiende a todos los pecados: "Dios no hace distinción; Él prometió misericordia para todos y a Sus sacerdotes les otorgó la autoridad para perdonar sin ninguna excepción."
Ambrosio de Milán, Padre de la Iglesia.
"No escuchemos a aquellos que niegan que la Iglesia de Dios tiene poder para perdonar todos los pecados."
Agustín de Hipona, Padre de la Iglesia.
LA IMPORTANCIA DE LA CONFESIÓN
Actualmente mucha gente evita el ir a confesarse ante un sacerdote. Las explicaciones son muchas y entre estas están:
"Me da pena ir a confesarme porque no se que vaya a pensar el sacerdote de mí" (María*, católica practicante)
"Yo no me confieso porque el sacerdote es tan pecador como yo" (Julián*, católico semi-practicante)
"La razón de porqué no me confieso es porqué me he formado mi propio criterio y no creo que sea necesario" (Yarely*, católica, solo de nombre)
"No me confieso porqué no creo tener pecado alguno, yo se realmente cuando tengo alguno" (Irwin*, católico, solo de nombre)
"Deje de ir a la Iglesia y de confesarme cuando unos predicadores tocaron mi puerta y me dijeron que la confesión no era bíblica" (Guadalupe*, católica no practicante)
La lista podría continuar, y es que la gente ha olvidado claramente lo que la Biblia realmente enseña y que la voluntad de Jesús era dejar este sacramento a su Iglesia. Esta gente por lo regular evita el tema o prefiere olvidar que la confesión esta ahí para todos los fieles cristianos.
Jesús afirmo: "El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió" (Lucas 10, 16), y es algo que debe tomarse enserio. San Pablo bien supo aconsejar: "Obedezcan con docilidad a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que dar cuenta." (Hebreos 13, 17).
Nosotros como cristianos que somos, debemos pues seguir este consejo de San Pablo y obedecer la voluntad de Jesús quién decidió dejar a cargo a su Iglesia el poder para perdonar nuestros pecados y de verdad valorar este sacramento.
Hablando de la confesión cierto hombre judío afirmó: "Yo envidio a los católicos. Yo, cuando peco, pido perdón a Dios, pero no estoy muy seguro de si he sido perdonado o no; en cambio, el católico, cuando se confiesa con su sacerdote, queda tan seguro del perdón, que esa paz no la he visto en ninguna otra religión de la tierra".
* Los nombres sirven como ejemplo para las citas o testimonios reales que suelen ser comunes entre aquellos cristianos que no están de acuerdo con este sacramento.